Pero si esto no es poco, lo más admirable de todo es su humanidad, su amor por todas las cosas de la vida: “siempre pensé- me dijo en una ocasión- que todo es como un gran amor, amor por la vida, amor por los seres, por los animales, por el universo, por todo los que nos rodea..” Y todo esto no lo dice de manera superflua, lo demuestra con su coraje, con su energía vital, con sus sabios consejos, ayudando a cuantos artistas le piden la mano. Del corazón le sale decir: “…siento que tengo que seguir colaborando con tantos artistas que merecen que se los conozcan.”. Es amiga del arte y de los artistas y nos alienta , a pesar de que conoce que también existe la mala fe y el engaño por parte de algunas personas, a ser solidarios entre nosotros : “Mantengamos los artistas las manos unidas y la solidaridad para con nosotros mismos, porque eso nos gratifica el corazón y nos ayuda a seguir..” Y cuando uno desfallece por los desengaños y las dudas que la vida nos plantea, le dice: “Deja que las cosas sigan su curso, sereno y calmo, porque como el aire también las cosas van y vuelven sin que te des cuenta.”
No cabe duda que Cristina tiene el arte de amar el arte, pero también tiene el arte de amar la vida