Pero el dibujo no es solamente un paso para llegar a la obra final, el dibujo es en si mismo una obra de arte cuando está realizado con belleza y creatividad, con soltura y seguridad en el trazo, en definitiva, cuando ésta viene de la práctica diaria durante largos años. El dibujo es el primer pensamiento, es el trazo que sale directamente de lo más profundo de nuestro ser, de la emoción del artista, y por tanto su espontaneidad es única e inimitable, es como nuestra caligrafía que fluye espontáneamente sin que el pensamiento racional pueda estropear su esencia, pero esto solo se consigue cuando la práctica de los años da al artista esta facilidad.
Como en cualquier vertiente del arte en el dibujo debe haber sin embargo, la propia creación, y no basta un “correcto” dibujo académico para ser un buen dibujante. Como decía el gran Paul Gauguin: “...Saber dibujar no significa dibujar bien. “ Y es que la auténtica belleza de cualquier arte brota de algún lugar que desconocemos.
Os presento aquí unos cuantos dibujos de los muchos que he realizado, y que sigo realizando, a lo largo de los años, muchos de ellos en el Cercle Artistic de Sant Lluc de Barcelona. Todos son del natural, con lápiz de grafito, carbón, tinta china y acuarela; casi siempre de desnudos, con modelo “in situ” y que me han servido, además de para mi propio aprendizaje y deleite personal, como trampolín para mis obras en color de mayor formato.